Ser Discípulo de Jesús, Es Ser Verdaderamente Libre.


libre

El texto que me tocó desarrollar ayer en Vida Nueva Guate, es más que exquisito por sí solo.

Está en Juan 8…los versos del 30 al 36.Veo que, en primer lugar, Jesucristo, rodeado quizá de centenares de gentes…de repente, concentra su mirada y su discurso en aquellos que acababan de  creer en él…al menos eso se lee en el 30: «Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él»… y es que, allí comienza todo: en el arrepentimiento. En ese precioso momento en la vida de un hombre o mujer que se encuentra con el Hijo del Dios viviente. Uno va por la vida llevando un rumbo…por muy escéptico que seas…llevas un rumbo…lo creas o no. Uno camina viviendo en las más densas tinieblas, y muchas veces, aferrándonos a un sistema religioso…cualquiera que sea…confiados en que ultimadamente, algo hará este a favor nuestro, si existe tal cosa como un juicio final.

Arrepentirnos implica un giro de 180 grados…no de 360…esto último es propio del pasajero remordimiento (cosa muy diferente). Implica que la réproba vida de pecado que antes amabas…ahora detestas, y giras para asirte de la mano del Maestro quien te ofrece una vida de rectitud hasta entonces desconocida.

Implica que  ahora anhelas fervientemente esa vida de santidad práctica que hasta antes de tu giro  ignorabas completamente. Implica, además, que le sistema religioso en el que confiabas deja de ser tu salvavidas, porque al girar, encontraste, NO un salvavidas, sino la vida eterna…de una.

¿Detestas aquella vida de tinieblas en la que caminabas?… ¿anhelas, ahora, la vida de rectitud que antes desconocías?…¿Has dejado de confiar en un sistema religioso vacío, para caminar de la mano con el Dios vivo?… Si tus respuestas son , entonces realmente te has arrepentido.

Otra característica del caminar de un discípulo es que tal cambio de forma de pensar y creer, de actuar, y vivir… es constante. Podrá tener sus interrupciones porque pecamos, pero el que se ha arrepentido, no se siente cómodo al caer…y se levanta casi inmediatamente, porque sabe que eso, era exactamente la vida de tinieblas a las que les dio la espalda para asirse de la mano del Cristo resucitado.

A estos que se habían arrepentido, Jesús, en Juan 8, les dice: «Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos».

Allí veo la segunda veta que caracteriza a quien se ha arrepentido: habita constantemente en La Biblia. 

Hay un axioma tan sencillo y tan sólidamente verdadero: El que se ha arrepentido y convertido en un verdadero discípulo de Jesucristo, ama a Jesús…y si lo ama, ama La Biblia porque por medio de ella, Jesús le habla a su corazón. El que no quiere nada con Jesús…no va a querer nada con Su libro. No lo digo yo, lo dijo Dios mismo en  Juan 14:23-24:

Respondió Jesús y le dijo: «El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él. El que no me ama, no guarda mis palabras.»

Así de sencillo…más nada…menos nada. El verso se explica por sí solo.

Y hay una tercera característica de aquel que ha girado 180 grados en su forma de entender la vida: Al habitar en la Palabra, llega a conocer la verdad, y entonces ( y solamente entonces) llega a ser verdaderamente libre.     ¿Glorioso? …¡más que glorioso!

Pero se me acabó la cancha.

En unas horas, hablo de esto último.

Ten un feliz inicio de semana

nr

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